Consiste en dar flexibilidad y elasticidad al tejido conjuntivo que forma parte de la musculatura del diafragma pélvico, preparándolo para la salida de la cabeza del bebe. En algunos casos la episiotomía puede evitarse, con lo que el proceso de recuperación después del parto es más rápido y eficaz.
Aunque no hay ningún problema si se empieza antes, su efectividad está demostrada cuando el masaje comienza a realizarse a partir de la semana 35 de gestación hasta el final del embarazo.
En la primera visita el masaje se enseña a la pareja para que continúe haciéndolo en casa y las mujeres que lo deseen o tengan necesidades específicas podrán acudir semanalmente para que lo realicemos en sesión.
Como complemento al masaje, tenemos la opción de utilizar un dispositivo intravaginal hinchable que hace perdurar los efectos del mismo y además es muy útil para que la mujer pueda reconocer antes del parto la sensación de la ocupación vaginal similar a la cabeza del bebé.